TÚ ERES TESTIGO DE LA FE DE TU IGLESIA 16-11-2008

            Celebramos un año más el “Día de la Iglesia Diocesana” en nuestra tierra de Navarra. Este año lleva como lema: “Tú eres testigo de la fe de tu Iglesia”.Todos los que vivimos la fe en Jesucristo y en su Iglesia queremos mostrar la importancia del testimonio que dieron nuestros mayores y el deber nuestro de seguir testificando que la vida cristiana es un regalo que hemos recibido de Dios. Al mismo tiempo, esto supone un reto para nosotros, como exponentes actuales del compromiso que exige creer, esperar y amar.

            Somos testigos de la fe de la Iglesia y esto nos hace más conscientes de la responsabilidad que tenemos de ayudarla y sustentarla en sus necesidades. La solidaridad económica nos ayuda a vivir la misma experiencia que realizaban las primeras comunidades cristianas, que ponían todo en común. Por eso, todos los años, celebramos esta jornada que nos invita a una mayor mentalización del deber que tenemos de ayuda a las necesidades de la Iglesia. Estoy seguro que la generosidad seguirá siendo el distintivo de los fieles de la Iglesia que peregrina en Navarra. Es algo que caracteriza a los navarros y ahí tenemos la experiencia de tantos que han entregado su vida por las misiones, ahí tenemos los templos y obras de arte sacro, ahí tenemos el cuidado y esmero de la restauración de iglesias y ermitas y ahí tenemos las aportaciones para los pobres.

             Si cada año hemos aumentado en aportaciones económicas, espero que este año sigamos mostrando generosidad y solidaridad para que la Iglesia siga anunciando el evangelio de Jesucristo a los hombres y mujeres de hoy. Jesucristo es necesario para nosotros y nosotros somos necesarios para Jesucristo. El mensaje más auténtico que hemos recibido ha sido el mensaje del evangelio y la Iglesia siempre ha tenido, como buena madre, la amabilidad de conducirnos por los caminos que llevan a la fraternidad y a la solidaria ayuda con los más pobres. Por ello deseo que esta jornada nos haga sentirnos orgullosos de la Iglesia a la que amamos y a la que queremos ayudar en sus plurales necesidades.

             Doy las gracias a todas las parroquias y comunidades cristianas junto con los párrocos, sacerdotes y religiosos por el esmero de su trabajo pastoral. El sentimiento de agradecimiento no es otro sino el de reconocer que, llevar adelante esta experiencia eclesial, nace del amor a la misma por Jesucristo que nos une y reúne en una familia. Gracias a todos los colaboradores y de modo especial a los que con su generosidad dan sus bienes para que la Iglesia siga mostrando a la sociedad que Jesucristo es el único Salvador del género humano. Por y ello y para ello se ofrece la Iglesia como una luz en medio de las tinieblas.

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