«El Amor es el Mensaje de la Navidad»

Hay que estar muy atentos, para que los reclamos de la publicidad, la propaganda fácil y deslumbrante del consumo, no empañen nuestros ojos, ni nos emboten el corazón, y se nos escape la Navidad, la de verdad, la que desde la fe es acontecimiento grande, por el que celebramos con gozo el hecho insólito de que Dios se ha hecho uno como nosotros y está con nosotros y permanece entre nosotros.

En Navidad, Dios entra en comunicación con la humanidad entera, a la que viene a ofrecerle el gran regalo de la salvación en forma de la ternura y sonrisa de un Niño. Navidad, como acontecimiento salvador, es el canto de Dios a la vida, a la fraternidad y a la familia. La melodía que trata de devolver a la creación su belleza y al hombre su dignidad. El canto que nos recuerda que la grandeza y la felicidad humanas, no están en las riquezas, ni en el poder, ni en la violencia, ni en la desigualdad, sino en el amor al estilo del Niño nacido en Belén. El amor es el mensaje de Navidad, y no otro. La tarea que permanentemente hemos de tener en cuenta los que, de verdad, creemos en Jesús de Nazaret. El camino emprendido con la Encarnación del Hijo de Dios, es ahora nuestro camino. Su mensaje de amor ilumina el sendero y la vida de los que queremos llevar y compartir con los hermanos la Buena Noticia que iluminó la noche oscura de la primera Navidad. Por eso, la celebración cristiana de la Navidad, el verdadero sentido de la Navidad, no se detiene en el recuerdo de lo que pasó en aquel tiempo, sino que es memoria y coraje para sacar adelante, también en este tiempo de crisis económica y olvido de Dios, el espíritu y el camino queridos por Jesús.

Se trata, por tanto, de asumir como discípulos la misión del Maestro, tal y como la encontramos en el Evangelio. “La verdad que salva la vida, que se hizo carne en Jesús, enciende el corazón de quien la recibe con un amor al prójimo que mueve la libertad para devolver lo que se ha recibido gratuitamente”, afirmó el Papa desde la ventana de su estudio, tras el rezo del Ángelus, del día 22 de diciembre del año 2006, en vísperas de la Nochebuena. El Papa dijo que “ser alcanzados por la presencia de Dios, que se hace como uno de nosotros en Navidad, es un don inestimable, un don capaz de hacernos vivir el abrazo universal de los amigos de Dios, en esa red de amistad con Cristo que une el cielo y la tierra, que orienta la libertad humana hacia su cumplimiento y que, si es vivida en su verdad, florece con un amor gratuito y lleno de atención por el bien de todos los hombres”. “La alegría de la Navidad que ya experimentamos, al llenarnos de esperanza, nos empuja al mismo tiempo a anunciar a todos la presencia de Dios en medio de nosotros”, concluyó Su Santidad.

Gozosa y feliz Navidad a todos, hombres y mujeres amados de Dios, hermanos queridos.

+ Francisco Pérez González

Arzobispo de Pamplona y Obispo de Tudela

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