Ahora que estamos viviendo este gran misterio del Amor de Dios que se ha hecho visible y real en la Persona de Jesucristo, no debemos dejarnos llevar solamente por las luces de colores o por los árboles engalanados o por los turrones bien dulcificados con su dureza o con su blandura. Es el momento para adentrarnos en este gran acontecimiento que ha revolucionado la historia de la humanidad.

Es curioso observar, a través de la historia humana, que los santos han sido “luces gozosas” en cada momento. Y eso no ha tenido nada que ver con un método de montaje especial o de marketing publicitario. Ellos han vivido una experiencia espiritual que ha llegado a considerarse como una vivencia mística. Y la mística es un encuentro profundo con Dios, al que se contempla, y una disposición para amar concretamente lo que la realidad temporal demanda. No hay auténtica mística si en la vida cotidiana no se muestra y demuestra el amor que se ha contemplado en Dios.

Todos podemos vivir esta Navidad a tres niveles de la mística: Unidad, Fraternidad y Misión. Son los tres pilares de un encuentro gozoso con el Niño Dios al que adoramos y  contemplamos. No habría verdadera cercanía a Jesucristo si no se consideran estas tres condiciones.
Navidad es mística de la unidad y comunión con Dios que ha venido a la tierra para transmitirnos la vivencia de su Amor entre las tres Personas de la Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo).

El Hijo de Dios ha salido del seno de la Trinidad para peregrinar hasta nosotros y hacernos partícipes de su vida por medio de María. Ha nacido en Belén acompañado de María y José. Navidad es oración, contemplación, adoración y admiración por el gran amor que Dios nos tiene. Su ternura se ha hecho presente en un Niño.

Navidad es mística de la fraternidad que señala a todos los que seguimos a Cristo. Es ahí, en la caridad con el hermano, que se nos identifica como discípulos de Jesucristo. Sería una farsa, y muy grande, si marginamos al hermano aunque digamos que creemos mucho en Dios. El amor a Dios y al hermano va a la par.

Navidad es mística de la misión que anuncia lo que se ha contemplado y amado. Una misión de gran calado espiritual. El anuncio no es patrimonio personal, es patrimonio universal. Anunciar a todos que Jesucristo ha nacido, padecido, muerto y resucitado es la mejor Noticia. Hagamos de la Navidad la mejor Noticia. ¡Feliz Navidad!

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