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Queridos diocesanos:

En estos próximos días vamos a celebrar el Nacimiento del Niño Dios que desea entrar en cada historia personal para compartir nuestra vida. Es tiempo de alegría y esperanza, de profundizar en el misterio de un Dios encarnado por amor. Él viene a iluminar la noche de nuestro mundo y regalarnos una humanidad perdida.

Para entender la Navidad debe resonar en nuestro corazón el anuncio jubiloso de los ángeles: “Hoy, en la ciudad de David, os ha nacido un Salvador, el Mesías, el Señor”. Ese hoy trasciende el tiempo y se hacer realidad en cada corazón, en cada familia, en nuestro mundo.

Navidad es la fiesta del amor de un Dios donado y compartido por nosotros. Es la fiesta del asombro, de la sencillez, de la fraternidad y la solidaridad, de la alegría interior porque “Dios se ha hecho hombre”. Este es el mensaje que cada año se expande desde el Portal de Belén hasta los rincones más recónditos de la tierra.

En este rico mundo de Occidente en el que vivimos corremos el riesgo de perder el verdadero sentido de la Navidad y reducirla a eso que llamamos “ambiente navideño”: luces, regalos, comidas, ajetreo… todo ello enlazado en un consumismo que envuelve a nuestra sociedad. Por eso, es urgente volver la mirada a lo esencial. Es necesario ir a los orígenes, buscando la oración, el recogimiento y la contemplación. Como nos recordaba el Papa Francisco en su mensaje del año pasado “la Navidad suele ser una fiesta ruidosa” y nos invitaba a buscar “silencio para oír la voz del Amor”. Asombrémonos porque un Dios ha tomado nuestra condición humana para, desde su fragilidad, ofrecernos la plenitud de la vida, para acariciarnos con sus manos, amarnos con un corazón de carne y hacerse uno de nosotros.

Vayamos al encuentro de ese Niño que viene a salvarnos y que nos invita a cada uno a renacer en Él. Jesús es la sonrisa de Dios y “sonreír es acariciar con el corazón y con el alma”, afirma el Papa Francisco.

Os deseo una ¡FELIZ NAVIDAD Y SANTO AÑO! URTE BERRI ON ETA SANTUA IZAN DEZAZUELA!

 

+Francisco Pérez González

Arzobispo de Pamplona y Obispo de Tudela

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