El testimonio gozoso de una joven enamorada de Jesús
Muchas veces hemos podido comprobar que el testimonio de una persona nos ha llegado al corazón y nos ha convencido. Pensemos en muchos de nuestros antepasados y de modo especial de aquellos que han sabido realizar, con sus gestos de amor, un proyecto de esperanza. Esto ocurre hoy con muchos adolescentes que han encontrado en su vida la única razón para darla sentido. Me quiero fijar en una joven que, hace pocos años, fue beatificada: Chiara Badano. Vivió con sencillez los acontecimientos de su existencia y tuvo como espejo la Palabra de Dios. El Papa Benedicto XVI, el día 25 de septiembre de 2010, decía en una Audiencia donde asistieron más de diez mil jóvenes: “Chiara es un ejemplo de coherencia cristiana y un motivo para alabar a Dios, porque su amor es más fuerte que el mal y que la muerte. Y que deben agradecer a la Virgen María que conduce a los jóvenes, aún a través de las dificultades y los sufrimientos, a enamorarse de Jesús y descubrir la belleza de la vida”. Esta joven nació en la localidad italiana de Sasello (Italia), situada en la región de los Apeninos de Liguria, el 29 de octubre 1971. Su padre era camionero y su madre obrera de una Fábrica. Habían pedido insistentemente a Dios poder tener un hijo y decían el día del nacimiento de su hija: “En medio de una inmensa alegría, comprendíamos enseguida que no era solo hija nuestra sino, ante todo, hija de Dios”. Vivian con ilusión y alegría en la espiritualidad del Movimiento de los Focolares.
Hubo un momento en su vida que dejó paralizados tanto a sus padres como a Chiara. Jugando al tenis un día, siente un dolor punzante en el hombro. No le dan mayor importancia, tampoco los médicos. Pero las recaídas llevan a los doctores a profundizar los análisis. Finalmente el diagnóstico más temido: cáncer, osteosarcoma con metástasis, un tipo de tumor de los más graves y dolorosos. Tenía 17 años. No maldice este momento sino que lo acepta y Jesús se convierte cada vez más en su amigo: “Este mal, Jesús me lo ha permitido en el momento justo”. Sorprende a todos por la forma de llevar la enfermedad. Cuando comienza la quimioterapia y largos tiempos en el Hospital de Turín (Italia), se dedica a visitar a otros enfermos y crea una amistad especial con una muchacha drogadicta, gravemente deprimida, y descuidando su reposo, la acompaña a todas partes, levantándose de la cama a pesar del dolor que le provoca el gran callo óseo que tiene en la espalda. Y uno de los médicos afirmaba: “Demuestra con su sonrisa, con sus grandes ojos luminosos, que la muerte no existe, sólo la vida existe”. Y es que cuando uno ama, como Jesucristo nos indica, la vida se hace más viva puesto que evoca a la vida que no tiene fin. A Chiara no le cuesta sintonizar con el amor, lo vive con la normalidad de una joven dispuesta a entregar su vida por seguir al mejor Amigo que es Jesús. Hay un momento que sabe de un amigo que va a la misión en Benin (África) para atender a los más pobres y ella le entrega todos su ahorros diciendo: “A mí no me sirven, ya tengo todo… no tengo nada más, pero tengo aún mi corazón y con el puedo siempre amar”.
Hubo un momento que le escribe la fundadora del Movimiento de los Focolares, que tenía el mismo nombre, Chiara Lubich y le dice: “Dios te ama inmensamente y quiere penetrar en lo más íntimo de tu alma y hacerte experimentar gotas del Cielo”. Jesús era su gran Amigo, se encuentra con Él en la Eucaristía, en la lectura de la Palabra de Dios y en la meditación. Fue a visitarla, en una ocasión, el Cardenal Saldarini y le pregunta: “Tienes unos ojos estupendos, una luz maravillosa. ¿De dónde viene?” Y Chiara responde: “Trato de amar mucho a Jesús”. Es curioso comprobar la fuerza que invadía su alma y así murió el domingo 7 de octubre de 1990, a las cuatro de la madrugada, festividad de la Virgen del Rosario. En diciembre del año 2009, el Papa Benedicto XVI reconoció públicamente el milagro que haría posible la beatificación de Chiara Badano. Los padres de un niño italiano pidieron la intercesión de Badano para que su pequeño se curara de una meningitis severa que estaba haciendo colapsar uno a uno sus órganos internos. De pronto, el niño se curó, y ninguno de los médicos que le trataban podía dar explicación para ello. Chiara Badano fue beatificada el 25 de septiembre de 2010. Un ejemplo de santidad haciendo de la vida normal, de cada día, una ofrenda de amor a Jesucristo. ❏