Hard Working Indian Woman Farmer wearing Saree, and working in her fields in the harvest season and is winnowing wheat grains from the Chaff in Traditional way.

Queridos hermanos: Como en años anteriores, Manos Unidas celebra su tradicional Campaña contra el Hambre con el lema “Personas libres de pobreza, hambre y desigualdad”.

La realidad del hambre y la pobreza continúa siendo un azote permanente para millones de personas en todo el mundo. Durante mucho tiempo, se ha atribuido este fenómeno a la escasez de recursos alimentarios para satisfacer las necesidades básicas de la población mundial. Pero realmente se trata de un problema de distribución, ya que producimos alimentos suficientes para cubrir las necesidades alimenticias de la población actual.

Las causas del hambre se encuentran, principalmente, en nuestro sistema socioeconómico, en nuestros comportamientos y actitudes que condenan al hambre a más de 800 millones de personas en todo el mundo.

Cabe insistir, además, que la pobreza ya no es sólo económica sino una realidad global que tiene incidencia en otros valores inherentes a la persona: su dignidad, su capacidad de toma de decisiones, su desarrollo humano integral…

Como nos recordaba el Papa Francisco en su mensaje con motivo de la Primera Jornada Mundial de los Pobres, “la pobreza nos desafía todos los días con sus muchas caras marcadas por el dolor, la marginación, la opresión, la violencia, la tortura y el encarcelamiento, la guerra, la privacidad de libertad y de la dignidad, por la ignorancia y el analfabetismo, por la emergencia sanitaria y por la migración forzada. La pobreza tiene el rostro de mujeres, hombres y niños explotados por viles intereses, pisoteados por la lógica perversa del poder y el dinero. Qué lista inacabable y cruel nos resulta cuando consideramos la pobreza como fruto de la injusticia social, la miseria mora, la codicia de unos pocos y la indiferencia generalizada” (n.5).

Vivimos en una sociedad que alimenta el individualismo, que nos encierra en nosotros mismos y nos hace indiferentes ante las necesidades ajenas e indoloros ante el sufrimiento de tantas personas en el mundo.

Pero en medio de esta realidad dramática que viven tantos hermanos y hermanas nuestros, es mucho lo que podemos hacer y Manos Unidas es una prueba de ello. Desde 1959 esta institución contribuye, con recursos y donaciones aportados por personas de buena voluntad, a  mejorar las condiciones de vida de millones de seres humanos. La Campaña de Manos Unidas pretende despertar las conciencias del letargo del individualismo y de la indiferencia para salir al encuentro de nuestros hermanos necesitados, de cerca y de lejos.

El anhelo de una justicia universal en la que todos los bienes de la tierra estén equitativamente distribuidos, es una aspiración por la que todos debemos luchar. Trabajemos por conseguir un compromiso por un mundo mejor en el que los derechos humanos sean respetados y donde cada persona pueda disponer de los medios necesarios para vivir con dignidad.

Agradezco a Manos Unidas y a todos los voluntarios que trabajan en esta organización de la Iglesia Católica, inspirada en el Evangelio y en la Doctrina Social de la Iglesia, su dedicación a lo largo de todos el año a favor de los más empobrecidos de nuestro mundo. Os invito a ser generosos para defender la dignidad de la persona de los efectos de la impasibilidad, que nos impide acabar con la desigualdad, el hambre y la pobreza. ❏

Comparte este texto en las redes sociales
Esta web utiliza cookies propias y de terceros para su correcto funcionamiento y para fines analíticos. Contiene enlaces a sitios web de terceros con políticas de privacidad ajenas que podrás aceptar o no cuando accedas a ellos. Al hacer clic en el botón Aceptar, acepta el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos. Ver
Privacidad