Young beard man wearing blue shirt praying with bible in modern church.

Cuando hablamos de médicos, todos pensamos en los médicos del cuerpo y todo lo más de médicos de la psicología o psiquiatría. El ser humano está compuesto de cuerpo, alma y espíritu. Así lo dice el apóstol San Pablo: “Que Él, Dios de la paz, os santifique plenamente y, que todo vuestro ser, el ESPÍRITU, el ALMA y el CUERPO, se conserve sin mancha hasta la Venida de nuestro Señor Jesucristo” (1Ts 5,23). Con el progreso de la ciencia médica corporal y de modo especial el gran conocimiento de la psicología y psiquiatría no podemos olvidar la fuerza restauradora que provoca y facilita el cuidado espiritual en la persona humana. Estamos pasando por un momento histórico que necesita un cuidado especial para levantar a quien se siente caído y curar al que se siente herido. En la sociedad necesitamos médicos que curen el cuerpo, psicólogos/psiquiatras que levanten el ánimo y armonicen los sentimientos y sacerdotes que eleven la vida humana con el sentido de la trascendencia que proporciona la vida espiritual.
La secularización ha llegado hasta el término de afirmar que Dios se ha vuelto superfluo para el ser humano. De ella se deriva un “culto al individuo”, que se manifiesta bajo forma de materialismo, hedonismo y consumismo. Este culto lleva a la convicción de que todo lo que el ser humano necesita para ser feliz es el bienestar corporal (el culto al cuerpo) y que cada necesidad sentimental se satisface encontrando el producto adecuado en el mercado. Se produce una tendencia hacia la superficialidad y el egocentrismo. En este ambiente la vida espiritual se ve abocada a caer en una atrofia espiritual y un vacío interior del corazón.
La Organización Mundial de la Salud sigue advirtiendo que aumenta en muchos el hastío a la vida. Se trata de un fenómeno multidimensional en sus causas tanto personales como la enfermedad mental o la depresión o el consumo de substancias y, por otra parte, a las dimensiones sociales como la insatisfacción laboral, el stress o la presión grupal. Y ante este fracaso existencial se debe actuar en todos los campos de la medicina, la psicología/psiquiatría y la dimensión espiritual que ayuda a sobrellevar las dificultades para salir airoso y elevando la vida interior. De hecho las mismas estadísticas manifiestan que las personas religiosas tienden a considerar la vida como un regalo –dado por Dios- y superándose a pesar de las dificultades que puedan sobrevenir
Estamos celebrando el DÍA DEL SEMINARIO donde se forman los futuros Médicos de la Salud Espiritual, los sacerdotes. De ahí que se haya escogido este lema: “Levántate y ponte en camino” para ayudar y sanar espiritualmente, en nombre de Jesucristo, a tantos que recorren el camino de la vida. Lo podemos comprobar en toda la Biblia desde los inicios de la creación hasta nuestros días con la experiencia y ayuda de la Iglesia en compañía de su Fundador. Y así lo decía el Papa Benedicto XVI hablando a los estudiantes de teología: “La ciencia no puede ignorar la dimensión trascendente del ser humano. Lo que aprendéis hoy es lo que comunicaréis el día de mañana, cuando la Iglesia os encomiende el ministerio sagrado u otros servicios y oficios en beneficio de la comunidad… No olvidéis que la ciencia no puede sustituir a la filosofía y a la revelación, dando una respuesta exhaustiva a los interrogantes fundamentales del ser humano, como los que atañen al sentido de la vida y la muerte, a los valores últimos y a la naturaleza del progreso mismo”.
Es muy importante que aquellos que han de orientar, sanar y reconciliar a la persona con el sentido trascendente que es el amor y misericordia de Dios, vayan tomando nota de la gran importancia de la dirección espiritual y –con el ministerio sagrado- ejercer con dedicación el sacramento de la reconciliación que es medicina espiritual que cura y tiene su culmen en el sacramento de la Eucaristía auténtico alimento espiritual que trasciende hasta la vida eterna. El Señor actúa así: nos perdona, nos levanta, nos cura para que tomemos conciencia de quiénes somos en realidad. Necesitamos Médicos que nos proporcionen la Salud Espiritual. Recemos por el Seminario donde se forman los futuros sacerdotes. ❏

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