Mensaje de Mons. Francisco Pérez a Sus Majestades los Reyes de España, con motivo del 600 aniversario del Privilegio de la Unión

Foto: M.A. Bretos

Como todos saben, se cumplen 600 años de la firma del Privilegio de la Unión por el que Carlos III el Noble redujo las tres jurisdicciones que conformaban entonces la ciudad de Pamplona a una sola. En otras palabras, mediante este documento, fechado el 8 de septiembre de 1423, la ciudad de la Navarrería, el burgo de San Cernin y la población de San Nicolás -que hemos querido representar en las cruces de sus parroquias que hoy están colocadas en la cabecera de este mausoleo- fueron unificadas dando lugar a un único municipio regido por un mismo ayuntamiento. Es por ello por lo que el Privilegio de la Unión puede ser considerado, sin ninguna duda, como la carta fundacional de la ciudad.

Seis siglos después, nosotros, agradecidos, venimos ante este mausoleo que custodia los restos mortales del rey de Navarra Carlos III el Noble y de su esposa Leonor de Trastámara, con el deseo de que sigan presenten las bases que el rey sentó para la paz y la prosperidad entre los ciudadanos de Pamplona, y sigamos construyendo una ciudad armoniosa, una ciudad tolerante y una ciudad en la que la libertad y la concordia reinen entre sus habitantes.

Y, cómo no, no podemos menos que pedir la ayuda divina para que el mismo Espíritu que ilusionó a quien procuró el Privilegio de la Unión, guíe a quienes ahora conducen la ciudad para conseguir que día a día Pamplona resplandezca por la promoción de todas las personas que en ella habitan y por el respeto a los valores humanos que, en el fondo, no son otros que aquellos que Jesucristo nos propone en el Evangelio y que hacen que la persona sea en verdad una persona humana en todas sus dimensiones.

Además, queremos también poner a nuestra ciudad y sus habitantes, así como a toda Navarra, bajo el amparo maternal de Santa María la Real de Pamplona, la Virgen del Sagrario, cuya imagen preside esta catedral. Ella ha sido testigo privilegiado de los principales acontecimientos de la vida de este viejo reino. Las coronaciones, los matrimonios y las exequias reales eran celebrados ante su mirada.

Concluyo pidiendo también la protección divina para el buen desarrollo de la labor que usted, D. Felipe VI de España y VIII de Navarra, y Dña. Letizia realizan a favor de toda la nación, así como para su hija Leonor, princesa de Viana, y toda su familia.

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