Santo Tomás de Aquino

El pasado 29 de enero, el Seminario Conciliar de Pamplona, junto con el Instituto Superior de estudios Teológicos San Francisco Javier y el Centro de Estudios Teológicos San Miguel Arcángel, celebraron la festividad de Santo Tomás de Aquino, patrón de los estudiantes.

La celebración comenzó con una Santa Misa, que tuvo lugar en la capilla del Seminario y que fue presidida por el Arzobispo, Mons. Francisco Pérez. A ella asistieron seminaristas, formadores del Seminario, profesores de los dos centros y trabajadores y estudiantes. Don Francisco se dirigió en su homilía a los profesores y formadores recordándoles que tienen el gozoso encargo de transmitir la fe “que ha de ser creída y ha de ser aplicada a la vida. Para que esa transmisión sea eficaz hay que llevarla a cabo con laboriosidad y con misericordia, es decir con exactitud y fidelidad a la enseñanza de la Iglesia y, a la vez, con la delicadeza adecuada a las circunstancias de los oyentes”. “Para Santo Tomás de Aquino el mayor gesto de amor por el ser humano, el mayor acto de misericordia es acercarlos a la verdad” señaló don Francisco, por lo que animó a los allí presentes a ser transmisores de la verdad.

Tras la Eucaristía, en el Salón de Actos, Mons. Fernando Chica, Observador Permanente de la Santa Sede ante las organizaciones y organismos de las Naciones Unidas para la alimentación y la agricultura, ofreció una conferencia. Ya por la tarde, ofreció una segunda charla. En las dos charlas se presentó la exhortación Evangelii gaudium y, sobre todo, la encíclica Laudato si’ del papa Francisco dentro del ‘rio de la misericordia’, que aflora constantemente en la lectura de la Biblia. Nos pone delante del sueño y de la propuesta pastoral del Papa, situada en continuidad con sus predecesores, y marcada por una serie de pautas fundamentales, como son algunas de ellas: la alegría de evangelizar; la actitud de salir al encuentro con un corazón abierto; la puesta en valor del principio del bien común y de la opción preferencial por los pobres, destinatarios de la primera misericordia de Dios; la urgente necesidad de una educación, conversión y espiritualidad ecológica con la correspondiente aportación de la espiritualidad cristiana para la regeneración ecológica. Todo ello teniendo en cuenta la necesidad de una mirada ‘más allá del sol’, expresión del papa Francisco, con la convicción de que al “final nos encontraremos cara a cara frente a la infinita belleza de Dios”.

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