Corpus: devoción y amor.
Un año más en Pamplona se ha celebrado con solemnidad y con la afluencia de miles de fieles la tradicional procesión del Corpus. Los cristianos sacamos a la calle nuestro misterio, nuestro tesoro, aquel a quien más queremos, que es el centro, la cumbre y la fuente de nuestra vida cristiana. Queremos mostrarlo al mundo entero homenajeándolo en aquellos lugares en los que se desenvuelve la vida diaria para que bendiga a todas las personas sin excepción.
En todas partes de nuestra geografía navarra, hasta en las más pequeñas parroquias rurales se celebra el Corpus con solemnidad. Hay actos de adoración y exaltación de la Eucaristía. Las procesiones se prodigan sacando cada parroquia y los pueblos las mejores galas. Se engalanan casas y calles, la gente saca los mejores vestidos, los niños de la primera comunión echan pétalos de flores a la custodia, desde los balcones adornados con estandartes y reposteros bellamente bordados, llueven rosas, las bandas de música marcan el compás con músicas sagradas, los danzaris giran armoniosamente, la gente lleva velas encendidas y flores en las manos y canta motetes eucarísticos. Cada uno muestra su amor a la Eucaristía como mejor sabe. La calle huele a incienso, albahaca y hierbas aromáticas. Los corazones de los fieles están gozosos. Las calles se han convertido en una gran Catedral.