El Cardenal Sebastián habló sobre la santidad
La parroquia de San Miguel de Pamplona acogió, los pasados días 7 y 8 de noviembre, dos conferencias impartidas por el Cardenal Fernando Sebastián Aguilar, Arzobispo emérito de Pamplona y Tudela.
Tras las celebraciones de las Eucaristías, presididas por el propio Don Fernando, tuvieron lugar, en el mismo templo, las conferencias. El párroco, Luis María Oroz, que fue Vicario General en la época de don Fernando, presentó las charlas. El primer día el Cardenal Sebastián habló sobre “El Pueblo santo de Dios”. Al día siguiente tuvo lugar la segunda conferencia, que llevó por título “Consejos para ser santo”.
Durante las dos charlas, el Cardenal Sebastián hizo unas reflexiones sobre la exhortación apostólica ‘Gaudete et exsultate’.
Comenzó recordando que España está viviendo una época triste, de decaimiento de la fe y de un aumento, nunca visto, del descreimiento, del menosprecio de la religión. “Es muy triste pensar que del 90% de los bautizados en España solo un 15% van a Misa los domingos. Y entre los jóvenes no llega a un 5%. Estos datos son muy tristes, no porque seamos menos, sino porque la gente sin Dios no puede vivir en la verdad de su vida”, recordó don Fernando.
“El mundo necesita el contrapeso de una Iglesia santa, cuanto más se deteriora y se aparta de Dios más necesitan la luz, el ejemplo y la ayuda de una Iglesia santa. Cuanto más se deteriora el mundo más santos tenemos que ser dentro de la Iglesia, más fervorosos, más piadosos, más serviciales, más misioneros”, concretó el Cardenal Sebastián.
Para lograr esto, don Fernando recordó unos sentimientos que debemos desarrollar en nuestra vida. En primer lugar afirmó que la santidad es propiedad de Dios, que el hombre solo no puede conseguir ser santo. Explicó que el primer paso que hay que dar para entrar en la santidad es la humildad. “El reconocimiento sincero de nuestra debilidad y de nuestros defectos, sin compararnos con nuestros vecinos, sino con Jesús”. También señaló que “la mundanidad es enemigo de la santidad”, una mundanidad centrada en nuestro bienestar. Recordó que hay que arrepentirse de los pecados cometidos y que de la humildad y del arrepentimiento brota la oración, “una oración en la que le pedimos ayuda a Dios. La oración cuando es verdadera es un inicio de nuestro encuentro definitivo con el Señor”. Finalmente habló de la Eucaristía como medio para lograr la santidad, ya que la eucaristía es “la continuidad del sacrificio de Jesús en el calvario”.
“Tenemos que ser capaces de asumir en nuestra vida la carga de Jesús, la carga del mundo, con nuestra oración, con nuestra generosidad, con nuestro trabajo, etc., con lo que podamos. Pero tenemos que ayudar a Jesús a llevar al mundo a la gloria celestial, que es nuestra razón de ser”, concluyó.
Al término de las charlas se cantó La Salve y los asistentes fueron bendecidos por don Fernando. Entre los numerosos asistentes que acudieron a las charlas se encontraban sacerdotes de la Diócesis.