Misa de la escalera de San Fermín

Un mes más, la capilla de San Fermín, dentro de la parroquia de San Lorenzo de Pamplona, acogió el pasado 2 de febrero la segunda Misa de la escalera de San Fermín. En esta ocasión, en el marco de la celebración, se quiso rendir un homenaje a todas las residencias de mayores de Navarra por su importante trabajo, dedicación, esfuerzo, entrega y generosidad durante la pandemia del coronavirus.

El párroco, Javier Leoz, comenzó recordando a los fieles que este año se celebrará San Fermín, porque el 6 de julio habrá Vísperas y el 7 se celebrará la Misa. A continuación, Miguel Ángel Alústiza, coordinador de la Casa Misericordia, leyó unas palabras en las que dijo: “Hoy delante de nuestro santo patrono colocamos a cada una de las residencias de mayores que en esta pandemia tanto han sufrido y han visto cerrar los ojos a muchos de nuestros padres y abuelos y, sobre todo, han luchado con sus patronatos, trabajadores, médicos, religiosos y voluntarios para salir adelante”.

Diversos grupos de joteros de navarra pusieron música a esta celebración que fue presidida por nuestro Arzobispo, Mons. Francisco Pérez, y que contó con la presencia de representantes de la casa Misericordia y La Vaguada de Pamplona, residencia Landazábal de Burlada, las residencias de Artajona, Barasoáin, Mutilva, las Hermanitas de los Pobres y las residencias sacerdotales del Buen Pastor, del Seminario y de Villava.

En la homilía don Francisco recordó que Dios apuesta por nosotros y lo hace de tal modo que nos da la vida. “En estos momentos que vivimos de sufrimiento también y ahí tenemos gestos de personas que así lo hacen y que lo hacen por verdadero amor, signo de un Dios que ama. Hoy queremos dar gracias a este Dios vivo y verdadero que es luz, porque nos da el sentido de la vida”. También recordó que hay que cuidar el cuerpo ante un virus que está haciendo estragos, pero sin olvidarnos de cuidar también nuestro corazón de otro virus, de otra pandemia que es la de vivir en los espíritus inmundos de la crítica, de la destrucción, de la mentira, de la envidia, etc. Y afirmó que “hay que mirar las cosas con los ojos de Dios” y que “hemos de confiar más en Dios”.

Tras la bendición se impuso los pañuelos de San Fermín a los representantes de las residencias. El alcalde Enrique Maya puso el pañuelo a los de las residencias de Pamplona, Miguel Ángel Alústiza impuso el pañuelo a los representantes de las residencias de Barasoáin, Mutilva, Landazábal y Artajona, en representación de todos los centros de mayores de los pueblos de Navarra. Finalmente le propio Arzobispo fue quien impuso el pañuelo a los representantes de las residencias del Buen Pastor, Seminario y Hermanitas de los Pobres.

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