Eucaristía de acción de gracias por el reconocimiento de las virtudes heroicas del venerable Mariano Gazpio Ezcurra

El pasado 13 de agosto, a las seis de la tarde, se celebró una Eucaristía de acción de gracias por el reconocimiento de las virtudes heroicas del venerable Mariano Gazpio Ezcurra, Agustino Recoleto, en la Capilla del Convento que los Agustinos tienen en  Marcilla.

La celebración fue presidida por nuestro Arzobispo, Mons. Francisco Pérez, y concelebrada por el Obispo Mons. Sancasimiro, por el Prior General de los Agustinos, por cinco provinciales y varios padres agustinos. También estuvieron presentes 35 novicios, cuatro de los cuales hicieron su profesión al día siguiente, en Monteagodo. Además había familiares del Venerable Mariano y fieles de Marcilla y de otras comunidades. De nuestra Diócesis de Pamplona y Tudela estuvo don Juan José Cambra, que dirigió espiritualmente al venerable Mariano Gazpio cuando estuvo de vicario parroquial en Marcilla.

Durante la homilía, don Francisco recordó tres momentos importantes en la experiencia de San Agustín. En primer lugar recordó que se convierte al ver el testimonio de un jóvenes cristianos que dice: “Si estos lo viven ¿por qué no yo?”. “Hoy lo que arrastra es el testimonio en la evangelización”, recordó don Francisco.  En segundo lugar explicó que la Luz de Cristo reside en lo más íntimo del corazón. “Dios habita en lo más profundo del corazón. Conviene vigilar y cultivar al Dios de nuestro interior. ¡Qué nadie nos lo robe!”, animó el Arzobispo. Finalmente, explicó como San Agustín ponía una frase en el comedor en la que decía que estaba prohibido criticar y hablar mal del hermano. “Si hay una alarma que esto nos indica es cuando nos quejamos y para justificar nuestras frustraciones hablamos mal de los demás. La vocación se difumina si convertimos nuestros juicios en crítica destructiva sobre los demás”, concluyó don Francisco.

El agustino Mariano Gazpio Ezcurra fue el tercero de cuatro hermanos, nacido en la Villa de Puente la Reina el 18 de diciembre de 1899. Hizo el noviciado y profesó en Montesgudo el 23 de diciembre de 1915. A los 21 años fue enviado a Manila donde fue ordenado de diácono y después de varios meses fue ordenado de presbítero el 23 de diciembre de 1922. En 1924 fue enviado a China y allí estuvo 28 años de misionero. Permaneció fiel a pesar de la persecución religiosa, hasta que en 1952 fue expulsado. Cuando llegó a España, en el Capítulo Provincial, celebrado en Monteagudo, fue nombrado maestro de novicios, donde estuvo hasta 1964. Desde ese año hasta su muerte residió en Marcilla donde descansan sus restos mortales, en la Capilla del Convento de los Agustinos.

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