Funerales por el eterno descanso de José María Aícua

Tras la repentina muerte del sacerdote José María Aícua, el domingo 24 de octubre, se celebró un funeral por su eterno descanso en su parroquia natal de Santa Fe de Caparroso. Fue una Misa exequial presidida por el Arzobispo don Francisco y concelebrada por el Abad de la Oliva, Javier Urós Murillo, y 42 sacerdotes, entre los que se encontraban sus compañeros del Seminario.
La parroquia de San Fe se llenó de fieles, amigos y familiares, entre los que se encontraban su madre y sus hermanos, que quisieron despedirse de José María bajo el manto de la Virgen del Soto, a la que tanto cariño profesaba.
La celebración comenzó con la entrada del féretro, portado por un grupo de seminaristas, mientras se entonaba la canción “Hacia ti Morada Santa”. Sus compañeros de curso en el Seminario de Pamplona hicieron una reseña al inicio y colocaron la casulla y el Evangelio sobre el féretro.
Don Francisco recordó a José María como un hombre que supo entregar su vida por el Evangelio, como un hombre con un gran espíritu misionero y gran devoto de Santa Teresa de Calcuta. Además, explicó que aunque pensemos que somos propietarios de la vida, es Dios quien marca los tiempos. “Aquello que tantas veces proclamó, se cumple hoy: “Yo soy la Resurrección y la Vida”. “No todo acaba aquí pero no podemos perder el tiempo. No olvidemos que nos espera la eternidad”, señaló don Francisco. Y concluyó afirmando: “Que sepamos acoger a un Dios que, aún en medio de esta dura situación, nos ama”.
Tras este funeral, y después de la incineración, se programaron dos más en las parroquias de las que era párroco, San Francisco Javier y Cristo Rey de Pamplona.
El lunes 25 se celebró en San Francisco Javier, a las seis de la tarde. El funeral también fue presidido por el Arzobispo y concelebrado por 60 sacerdotes.
Don Francisco dirigió sus palabras a la madre y familia que ocupaban los primero bancos de una iglesia totalmente llena de feligreses. Con unas palabras muy sentidas y de total cercanía, el Arzobispo, tras preguntarse “¿Por qué?, ¿Qué sentido tiene todo esto?” ha explicado que “¡Dios se ha puesto en nuestro lugar! No somos vagabundos sino peregrinos con Cristo, que es camino, verdad y vida”. “Le deseamos y queremos para José María la resurrección. Es la fuerza de nuestra fe. Que San Francisco Javier nos ayude a ser pregoneros de ese Cristo camino, verdad y vida”.
La celebración contó con la música del coro parroquial y al final del funeral se interpretó la Salve Rociera.
La cenizas de José María fueron depositadas en el columbario que la parroquia tiene en la cripta.
Al cierre de este número quedaba por celebrarse el funeral en la parroquia de Cristo Rey, lugar donde falleció el pasado 21 de octubre.

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