Ecos de una canonización histórica: 1622, cinco santos para la reforma católica

El pasado 18 de marzo, la Asociación Católica de Propagandistas, la Fundación Cultural Herrera Oria, la librería Dykinson y la Universidad CEU Cardenal Herrera celebraron en Pamplona, concretamente en los locales de la basílica de San Ignacio, una charla sobre el tema “Ecos de una canonización histórica: 1622, cinco santos para la reforma católica”.
La charla-coloquio fue presentada por Fernando Lostao Crespo, director general de la Fundación Cultural Ángel Herrera Oria, y moderada por Jesús Tanco Lerga, secretario del centro de la ACdP en Pamplona.
El primero en intervenir, a través de videoconferencia, fue Emilio Callado Estela, Catedrático de la Universidad CEI Cardenal Herrera y editor del libro “1622. Cinco santos para la reforma católica”, que se pudo adquirir tras la charla. Emilio Callado explicó como el 12 de marzo de 1622 se escribía una de las páginas más gloriosas en la historia de la Iglesia durante la Época Moderna. Un antes y un después en los procesos de canonización, que llevó a los altares a San Isidro Labrador, San Ignacio de Loyola, San Francisco Javier, Santa Teresa de Jesús y San Felipe Neri.
Por otra parte Fermín Labarga García, coautor del libro, Teólogo y Director del Instituto Superior de Ciencias Religiosas de la Universidad de Navarra, sintetizó cómo fue ese proceso hasta llegar al momento en el que el Papa Gregorio XV aceptó canonizar a los cinco santos. Explicó que con la creación de la nueva Congregación de Ritos, los procesos de canonización ya no se centraban en los milagros, sino que se fijaban más en las virtudes. “Fue la primera vez que se realizó una canonización colectiva, debido a factores que conjugan la política católica y la política civil”. Por una parte, estaban la congregación de los Jesuitas, que presionaba para que se canonizara a su fundador. De igual modo estaba la Congregación de los Carmelitas, que querían canonizar a Santa Teresa y que habían realizado un trabajo de estudio y recopilación de la santa, magnífico. Felipe II quería que se canonizara a San Isidro Labrador y no cesó en su empeño hasta que el Papa Gregorio XV aceptó realizar estas canonizaciones, incorporando a San Francisco Javier, por ser un referente de las misiones, y a San Felipe Neri, un santo florentino que desarrolló una gran labor pastoral en Roma, para que no todos fueran españoles.
Fermín Labarga afirmó que estos cinco santos son los representantes del éxito de la reforma. “El éxito de una Iglesia que es capaz de reformarse a sí misa y tiene esos hijos, que son los mejores hijos, ejemplares para todos los demás, en los diversos estados y en su conjunto, e intercesores en la labor de la sucesiva reforma”. ❏

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