Miles de peregrinos participan en la Eucaristía de la segunda Javierada
«Vamos a disfrutar de este momento, vamos a disfrutar de Javier y del misionero de San Francisco Javier. Después de celebrar nuestra primera Javierada y de acercarnos, de diversos modos, a honrar a San Francisco de Javier, a través de su Novena, con una singular alegría y gozo, nos reunimos en esta celebración. La devoción y la fe nos traen hasta este castillo de San Francisco para honrar su memoria y permitir que su espíritu misionero y evangelizador cale en nuestras vidas». Con estas palabras comenzó don Florencio Roselló la celebración de la segunda y última Javierada de este año 2024, que tuvo lugar el domingo 16 de marzo, a las cinco de la tarde. Una Javierada masiva, en la que el buen tiempo animó a miles de peregrinos a acudir hasta la cuna de nuestro Santo Patrón, San Francisco Javier.
Dos horas antes de la celebración de la Santa Misa, la delegación de Misiones ofreció un programa en directo desde Javier, presentado por Oscar Azcona, delegado de Misiones y Director de las Javieradas, y la periodista Yosune Villanueva. Durante la retransmisión, quisieron agradecer la labor que durante años realizó el sacerdote Javier Leoz, animando los minutos anteriores a la celebración y la propia Eucaristía. Además, se acercaron a la figura de San Francisco Javier y a todo lo que se mueve en torno a las Javieradas, realizando entrevistas a peregrinos, voluntarios, sanitarios e incluso al propio Arzobispo don Florencio. Además, recordaron que la colecta de ese día iba a ser destinada a ayudar a un proyecto de un misionero navarra. En concreto se ayudará a José Carlos Fernández, que está de misionero en Brasil, en la Amazonia, para apoyar el proyecto de una escuela de niños y niñas.
Se entrevistó también al Rector del Santuario de Javier Vicente Marcueyo, quien habló de la Novena de la Gracia; a Eradio Ezpeleta que habló de la seguridad, y al Arzobispo don Florencio, quien dijo que Javier impresiona. «Impresiona la panorámica de ver esta explanada repleta de gente. Javier tiene algo, tiene magia, cautiva y atrapa porque la gente viene aquí con alegría pese a hacer muchos kilómetros. Vienen cansados pero con caras de ilusión y alegría».
Durante toda la tarde, numerosos sacerdotes estuvieron confesando a los peregrinos, antes, durante y después de la celebración.
Previa a la Eucaristía, se celebró también el Vía Crucis, que salió a las tres de la tarde desde Sangüesa, hasta llegar a Javier. Una vez reunidos todos los peregrinos, a las cinco de la tarde, dio comienzo la celebración de la Santa Misa, presidida por el Arzobispo don Florencio, quien estuvo acompañado en el altar por cinco Obispos, entre los que estaban el Cardenal navarro Celestino Aós o el jesuita Juan Antonio Martínez Camino; así como por Vicente Marcueyo, Rector del Santuario de Javier; José Javier Pardo, Delegado del Padre Provincial de los Jesuitas; y el Vicario General, Carlos Ayerra, y concelebrada por decenas de sacerdotes.
La celebración, que contó con la presencia de una intérprete de la lengua de signos, fue animada por el Coro de las familias de las parroquias de Estella.
Durante la homilía don Florencio hizo un llamamiento a ayudar a los más necesitados, al igual que lo hizo San Francisco Javier, ya que «experimentamos un sentimiento de felicidad cuando ayudamos, cuando hacemos feliz al otro». Y explicó que «cuando vi a Cristo en la cruz sonriendo se me iluminó la mente y pensé, aquí está la clave de la entrega, cuando uno se entrega por el otro, cuando ayudamos a salir al pobre, al necesitado, nos produce alegría, sonreímos, somos felices». «El Papa Francisco en más de una ocasión nos dice que parece que tenemos cara de Cuaresma, es decir, seria, y nos falta cara de Pascua, de sonrisa, de felicidad, que es lo que provoca morir por el otro, ayudar al otro, como sonríe el Cristo de Javier», señaló. Animó a levantar la vista, afirmando que «hay que dejar de mirarnos el ombligo, dejar de contemplar nuestras bondades y conquistas, y mirar a nuestro alrededor. Mirar al suelo, a la calle, mirar el barro de la vida, que es el lugar de muchas personas muertas, de muchas personas heridas y solas, que necesitan vida. Y entregar nuestra vida por ellos, desde la solidaridad, desde la fraternidad, desde la justicia social». Y concluyó la homilía pidiendo a los peregrinos que volvieran a sus lugares de origen renovados por el espíritu de Javier. «Que nos entreguemos por el otro y sonriamos de felicidad por hacer felices a los hermanos necesitados, como lo hizo San Francisco Javier».
Durante la comunión, Óscar Azcona, recordó que el Papa Francisco no se cansa de decirnos «que todos los bautizados somos misioneros».
Antes de concluir, el Arzobispo agradeció la presencia de todos los peregrinos pese al cansancio y pidió cuidado a hora de volver a sus destinos. «Es mi primera Javierada y quiero veros a todos el año que viene«. Agradeció también la labor de los voluntarios, «que silenciosamente hacen que la Javierada sea posible». Quiso tener un agradecimiento especial hacia los sacerdotes diciendo: «Permitirme también agradecer la labor de los sacerdotes. Habeís venido muchos y sé que a alguno le ha costado mucho esfuerzo, pero que testimonio más bonito es poder ver al sacerdote con su comunidad parroquial. Gracias por ir por delante, por estar con vuestras comunidades. gracias de corazón a cada uno». Un agradecimiento que arrancó un efusivo aplauso entre los asistentes. Y concluyó agradeciendo la presencia de los Obispos y de los Padres Jesuitas que «todos los años nos acogen y nos dejan la casa».
Un largo aplauso, el himno a San Francisco Javier y el replique de las campanas pusieron el broche final a esta segunda y masiva Javierada, que contó con más de 17.000 peregrinos, muchos de ellos jóvenes.